A ti,
que estás aún
cuando no estás,
que sin llegar a
entenderme,
me comprendes;
que me dejas
intuirte
sin hacerte
realidad.
A ti,
que no aceptas mis
excusas ni razones
porque sabes que
aún negándote
te afirmo,
que tienes ese
calor
capaz de incendiar
mi hielo,
que llenas con tu
sonrisa
el vacío de mis
miedos.
A ti,
que vas siempre a
donde voy
volando a ras de
mi suelo,
arrastrándome a tu
cielo,
deshaciéndome en fragmentos
para rehacerme de
nuevo.
A ti,
que me salvas de
mi mismo
recogiendo mis pedazos,
los jirones de mi
alma,
del fondo de mil
abismos.
A ti,
que mueres por preguntarme
quien diablos es
la culpable
de mis noches
duermevela,
hoy te susurro escribiendo
hoy te susurro escribiendo
con mil y un
dulces suspiros
sobre el lienzo de
tu alma
que ella, ella...
eres tú.
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