Como arboleda cansada
rindo pendón al invierno
extrañando una olvidada
emoción desde mi infierno.
Extrañando sus abrazos
acariciándome el alma
y los dulces arañazos
de su mirada en mi calma,
su risa resquebrajando
mi gris corazón de hielo
y mis dedos enredando
mil versos entre su pelo.
Extrañando el temporal
de miradas, nieve y sueños,
de un principio sin final,
de mil detalles pequeños
que, cual miguitas de pan,
alimentan pajarillos
en la triste alma de adán
que escondo en los estribillos.
escribes muy bonito me ha encantado hallarte
ResponderEliminarMuchas gracias. :)
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