Noche de Difuntos

En la noche de difuntos,
van los espectros danzando,
y asustando todos juntos,
al infeliz que jugando

invoca al señor del mal,
desatando criaturas
horripilantes, oscuras,
y de mirada mortal.

Hoy la Muerte pide ofrendas
bajo su disfraz barato,
pero yo prefiero un rato,
con Becquer y sus leyendas.

Si quieres

No te ofreceré la luna,
que ya la coges tu sola
cuando te haces una bola
y con mirada lobuna

haces que mi vieja piel
se erice hasta el infinito,
me ponga a cantar bajito
y te escriba en un papel

un verso tonto y sincero
que arañe tu corazón,
que sorprenda a tu razón,
que se gane tu "te quiero".

Igual jamas podrá ser,
igual no habría de soñarte,
tal vez mejor olvidarte,
y nunca volverte a ver.

O igual me basta con ser,
un granito de tu arena,
un alivio de tu pena,
un tonto a mas no poder.

Miro en mi alma y se que eres
importante para mi.
No quiero vivir sin ti.
Siempre te querré, si quieres.

En el poso del té

Busco en el poso del té,
pistas sobre mi destino,
por saber que encontraré
al transitar mi camino.

Por saber si alguna vez,
no habré de cumplir condena,
ni declarar ante el juez,
por robar la luna llena

para que duerma a tu vera
y que se muera de celos,
pues ni la luna lunera,
con su magia y sus desvelos,

brillla como brillas tú,
cuando en la noche callada,
pequeño tiramisú,
me miras sin decir nada

y me hieres y me curas,
te ries de mí conmigo
y haces las duras maduras
mientras pienso en ti... contigo.

Sonetillo de un café

Llega el momento esperado:
El despertador maldito,
sin piedad grita su grito
y me despierto a tu lado.

Aún se vé el cielo estrellado.
Ese universo infinito,
que me vuelve en un granito,
de amargo café tostado

que bebes de un solo sorbo
cuando la cruel mañana,
te hace volver a la vida,

cuando el sol es un estorbo,
y tu sonrisa temprana
me besa medio dormida.

Sábado

Noche de un sábado eterno
que tuerces mi voluntad.
No hay más ley que tu verdad,
ni más cielo que tu infierno.

Noche de jolgorio y risa,
de una música enlatada
que suena a todo y a nada
e invita a beber deprisa.

Noche de ojitos que brillan
y retan a esas estrellas
que se creen las mas bellas,
cuando los hombres las miran.

Noche, en fin, de almas al vuelo,
donde las distancias son
latidos de un corazón
y perfume en un pañuelo.

Lluvia de otoño

Lluvia que arrancas de mi alma
recuerdos y otros dolores,
dejando solo la calma
que traen nuevos amores.

Lluvia, que en noches extrañas
cantas tu triste balada,
perdiéndote en mis entrañas
y haciendo que de la nada

te escriba un verso maldito
que nace, duele y termina,
como el agua en el charquito
que se graba en mi retina.

Mañana será otro día
y el sol borrará tu huella,
pero esta noche eres mía
lluvia amable, dulce... bella.

Deudas

Te debo escribirte el verso que no escribo,
el que tanto cuesta pasar a papel,
el que entenderían todos en babel,
el que va en los ojos de mi rostro esquivo.

Te debo una risa, un beso, una mirada,
un "¡eh! quédate cerquita", un "no te marches",
en esas malditas noches que son parches,
de lo que habría de ser la madrugada.

Te debo beber de tí lo que no bebo
y respirar el mismo aire que respiras
y adivinar en tus ojos lo que miras.
Dos simples palabras son, lo que te debo.

Veintitrés

Cada dia veintitrés
gana la guerra la pena,
me inyecto tristeza en vena,
veo el mundo del revés.

Cada dia veintitrés
el gris mata mi color,
vuelvo a sentir el dolor,
vuelvo a dar otro traspiés.

Cada dia vientitrés,
recuerdo aquel tierno abrazo
que nos fundía en su lazo
de la cabeza a los piés.

Cada dia veintitrés,
cierro los ojos y siento
contra mi pecho tu aliento,
¡bendito dia del més!.

Y te miro y no me vés
y mi alma pierde su luz,
mientras expiro en tu cruz...
cada dia veintitrés.

Vamos al cine

Nos sentamos al llegar
y no dejo de observarte.
A ver si sé relatar
lo que descubro al mirarte:

Descubro un rayo que llega,
de tus ojos a los míos,
y tu sonrisa que niega
mis sutiles desafíos,

y tu silueta luchando,
contra esta sala sin luz,
mientras yo me estoy  jugando
el tocarte a cara o cruz.

Pienso en una de romanos*,
tu sigues la trama absorta
y al fin se funden las manos,
¡la sesión se me hizo corta!


*Una de Romanos: Canción de Joaquín Sabina

Las noches que tu no estás.

Bien sabes que si supiera
que no digo un desatino,
obligaría destino
a mantenerte a mi vera.

En lugar de eso te escribo
historias de madrugada,
que tal vez no dicen nada
mas que lo que a veces vivo.

Y aun así se que debiera,
rendir mi pobre navío
a tu abordaje bravío
y morir por tu bandera.

Pero me quedo callado,
me refugio en mi guarida
esquivando la mordida
de tu dardo envenenado.

¿Que día me explicarás
por qué mis labios traidores
susurran versos de amores
las noches que tu no estás?

La Busqueda

Busco un dedito de miel
que destroce mi coraza,
dibujando a mano alzada
corazones en mi piel.

Busco un abrazo en la noche
que queriendo y sin querer,
se apodere de mi ser
poniendo a mi vida un broche.

Busco ese alma encerrada
en un cuerpecillo frágil,
que lo haga todo mas fácil,
que me mire enamorada.

Busco la calma que dicen
que llega tras la tormenta,
busco tu frescor a menta
en versos que te bendicen.

Y aunque me falte el aliento
para poderte encontrar,
aún me da por buscar
tu aroma a través del viento.

Vidas Vacías

Compartimos bajo el cielo
la noche fresca y mimosa,
olvidamos nuestros duelos
y un verso vence a la prosa.

Pero al fin llega el final,
cada mochuelo a su olivo
y un frío viento invernal,
se cuela entre lo que escribo.

En ese maldito instante
me abruma la soledad,
te imagino aquí delante,
pero no eres de verdad.

Hoy te quiero por no odiarme,
y me odio a mi por quererte,
por no obligarte a abrazarme,
las noches que voy a verte.

¡Vacías quedan las vidas
si no se llenan de besos,
si el miedo a nuevas heridas
nos tiene en su cárcel presos!.

La leyenda de tus ojos

Cuenta una antigua leyenda,
que un brujo quiso robar,
la noche callada y quieta
para impedirnos soñar.

Y cuentan que un mago blanco,
rescató entre los despojos
la esperanza y la escondió,
en el fondo de tus ojos.

Por eso son tan oscuros
y brillan con luz de luna.
Tan amables y tan duros:
ojos de noche lobuna.

Somos (40 años en la mochila)

Somos unas cicatrices,
con las que toca vivir,
somos instantes felices,
somos ganas de reír.

Somos lo que antaño fuimos,
lo que nos dejaron ser,
los que por vivir morimos,
somos "querer es poder".

Somos, en fin, unos miedos,
unas risas, un calor,
un dibujar con los dedos
dulces palabras de amor.

En mis espejos

Cae la lluvia y una gota,
se cuela dentro de mí
calmando sin poner fin,
la sed de mi alma rota.

Cae la lluvia y la humedad,
trae hasta aquí el fresco aroma,
de las risas y las bromas
que alivian mi soledad.

Cae la lluvia y en la brisa,
siento tu mirada amable,
que esta noche me echa un cable,
riéndose de mi prisa.

Y aunque no espero consejos,
le hablo de ti a la tormenta
y de lo bien que me sienta,
dibujarte en mis espejos.

Heridas

Hoy brindo por mis heridas.
Algunas son cicatrices,
muchas son guerras perdidas
y otras, recuerdos felices.

Axel

Pequeño príncipe azul,
inocente y delicado;
vas guardando embelesado
lo que ves, en tu baúl.

Eres ese verso tierno
que aún esta por escribir,
eres ganas de vivir,
eres calor en invierno.

Empieza ahora tu cuento,
procura que sea bonito,
escríbelo despacito
y exprime cada momento.

La abejita

Hay que ver, vaya ironía,
soy yonki de su mirada,
de la luz de su sonrisa,
de su carita de hada.

Hace sonar sus trompetas
y al igual que en Jericoh,
mi muro salta en pedazos,
la abejita... me picó.

Cuando leáis estas lineas,
decidle que pienso en ella,
que no soy el mismo desde
que dejó en mi alma su huella.

Apo

Ven y cuéntame al oido,

tu que has visto el mundo entero,

cuanto tiempo hay que mentir

hasta poder ser sincero.

Ven y explícame que haces

cuando todo acaba mal,

cuando ves que si algo empieza,

por fuerza tendrá un final.

Ven y rompe mi silencio,

pon tu pata entre mis manos,

hombre y perro, perro y hombre

más que amigos, casi hermanos.

Quien pudiera...

Chispa alegre de limón,

agua fresca de la fuente,

tacto de melocotón,

personita entre la gente.

Pedacito de turrón,

chocolatito caliente,

licorcito de un bombón,

quien pudiera hincarte el diente

y acompañar esa risa

allá donde quieras ir,

con tus nervios, con tu prisa,

con tus ganas de vivir.