Llega el momento esperado:
El despertador maldito,
sin piedad grita su grito
y me despierto a tu lado.
Aún se vé el cielo estrellado.
Ese universo infinito,
que me vuelve en un granito,
de amargo café tostado
que bebes de un solo sorbo
cuando la cruel mañana,
te hace volver a la vida,
cuando el sol es un estorbo,
y tu sonrisa temprana
me besa medio dormida.
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