Nos sentamos al llegar
y no dejo de observarte.
A ver si sé relatar
lo que descubro al mirarte:
Descubro un rayo que llega,
de tus ojos a los míos,
y tu sonrisa que niega
mis sutiles desafíos,
y tu silueta luchando,
contra esta sala sin luz,
mientras yo me estoy jugando
el tocarte a cara o cruz.
Pienso en una de romanos*,
tu sigues la trama absorta
y al fin se funden las manos,
¡la sesión se me hizo corta!
*Una de Romanos: Canción de Joaquín Sabina
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